Estuve acompañando a la distancia a un hombre de 45 años en un momento muy difícil de su vida. En un momento me dice muy agradecido: Lise, cuánto tiempo que te quité…le respondí: no me quitaste ningún tiempo, nos hemos entregado pedacitos de vida uno al otro.
Para mí el tiempo existe solamente para las cosas prácticas como los turnos dados en el consultorio, o sea determinados horarios que cumplo con responsabilidad y puntualidad, pero de ahí en más siento muy claramente que el tiempo no es tiempo, es Vida y es mi Vida.
Entonces todos los días en algún momento, cuando me acelero o me pongo por demás ansiosa, trato de parar (ya se me hizo como un ejercicio) y me pregunto: cómo quiero vivir ahora? Qué es lo que quiero de verdad para mí ahora? Qué es lo que me dice mi cuerpo ahora…qué necesita? Y ahí puedo relajarme un poco y rever qué es lo realmente importante para “hacer” y trato de acomodar mi muy estructurada cabeza y permitir que la energía de la flexibilidad me guíe.
Y como con el tiempo se relaciona también la edad comparto mi pensamiento al respecto. Hace poco cumplí mis “primeros 50 años”. Me siento muy agradecida con mis afectos, con las muchas personas que me permitieron compartir a lo largo de estos años, agradecida conmigo, con la Madre Tierra y el Universo. Espero tener mucha Vida todavía, porque quiero descubrir mucho de mí, quiero experimentarme, aprender, estudiar, poderlo compartir y hacer muchas cosas aún.
De hecho me siento más joven, pero no por eso siento que debería hacer cosas que en los años anteriores por diferentes razones no pude hacer y menos me gustaría tener menos edad. Me siento cómoda con la edad que tengo, mi cuerpo que durante muchos años sufrió mucho, me acompaña, así también las arrugas, que para mí son expresión de Vida y eso no quiere decir que no cuide de mi piel y de mi cuerpo, solo que no estoy “peleada” con ellas. Te deseo mucha Vida.