Esta fue una pregunta que hice a una señora de 73 años después que me comentó todo lo que le estaba pasando y no pasando en su vida. La señora, la verdad, me miró muy enojada. Entonces la calmé y le comenté mi reflexión respecto a la pregunta que le hice: me parece bueno de tanto en tanto que todos nos hagamos esta pregunta, más allá de la edad que tengamos. Nos conecta con nuestros sueños y deseos, hasta nos puede conectar con nuestra infancia justamente cuando nos hacían esa pregunta.
Mantenernos conectados con esa pregunta, quizás nos aquieta un poco, nos permite parar un momento para que podamos observar qué es lo que estamos haciendo de verdad en nuestra vida. Obviamente no es cuestión de hacer cambios radicales, todo lo contrario. Me parece más bien agradable incorporar muy pequeñas actitudes que van hacia la respuesta de esa pregunta.
Tampoco no es cuestión que la señora de 73 años comience con danza clásica porque ese era su sueño de niña, pero sin dudas puede escuchar música relacionada con la danza clásica, puede quizás hacer algún curso de baile o simplemente bailar con sus nietos, hijos, amigos, o sea, adecuar el sueño a las circunstancias reales que uno está viviendo.
La señora en cuestión, después de dos años terminó ganando un certamen de baile de jubilados, encontró un hermoso grupo de personas para compartir bellos momentos y hasta se puso de novia.